Forra una bandeja para hornear con papel pergamino y dibuja un círculo de 8 pulgadas (20 cm). Voltea el papel pergamino, asegúrate de que la línea del círculo sea aún visible.
Precalienta el horno a 350F (180C).
Tamiza la harina. En una cacerola lleva la leche, agua, azúcar, sal y mantequilla a ebullición.
Retirar del fuego y añadir la harina de una vez e incorporar mezclando enérgicamente con una cuchara de madera hasta que esté homogéneo.
Devuelve la cacerola a fuego lento y mientras revuelves cocina durante 1 o 2 minutos para extraer la humedad de la masa y hasta que se despegue de los lados de la cacerola. Verás que parte de la masa se pega al fondo de la cacerola.
Transfiera la masa a un tazón grande y deje enfriar. Agregue los huevos uno a la vez, incorporando cuidadosamente cada uno en la masa usando la cuchara de madera o incluso una batidora de pie. Resultará en una masa suave y homogénea que aún mantiene su forma.
Ajusta una manga pastelera con una punta redonda grande de ½ pulgada (1 cm) y forma dos círculos de masa uno al lado del otro siguiendo la línea dibujada. Forma otro superponiéndolo a los dos primeros.
Pincelar con huevo batido y espolvorear copos de almendra por encima.
Hornea durante 45-50 minutos hasta que esté dorado e inflado. Apaga el horno y deja enfriar en el horno durante 15 minutos con la puerta del horno ligeramente entreabierta.
Sacar del horno y pinchar con un palillo para dejar escapar el vapor.
Dejar enfriar completamente en una rejilla.