En un tazón grande, bate juntos los ingredientes secos: harina, sal, especias y bicarbonato de sodio.
En otro bol, bate la mantequilla con el azúcar. Añade el huevo y la melaza y mezcla bien.
Incorpore los ingredientes secos a la mezcla de mantequilla y revuelva hasta que la masa se una. Divida la masa en dos discos y cubra cada uno con envoltura de plástico y refrigere por al menos 1 hora y hasta 3 días.
Estira la masa entre dos capas de envoltura de plástico, o entre dos capas de papel pergamino hasta que tenga un grosor de 1/8 de pulgada (2-3 mm). Si los quieres crujientes, estira la masa muy fina. Si los quieres más suaves, estírala más gruesa.
Precalienta el horno a 350°F(180°C). Forra dos bandejas para hornear con papel pergamino.
Corta la masa en las formas deseadas usando los cortadores de galletas. Vuelve a enrollar la masa restante y corta más formas. Yo uso un tenedor para quitar la masa entre las galletas. Coloca las galletas en las bandejas para hornear preparadas, dejando un poco de espacio entre ellas.
Hornee de 7 a 10 minutos (dependiendo del tamaño de la galleta). Deje enfriar en la bandeja para hornear durante 2 minutos, luego transfiera a una rejilla para enfriar completamente.
Para hacer el glaseado, simplemente combine azúcar en polvo con leche o jugo de limón. Coloque el glaseado en la manga pastelera y decore las galletas de jengibre como desee. Deje que se fije.