Precalienta el horno a 375°F (190°C). Forra una bandeja para hornear con papel pergamino.
Corta los pimientos rojos por la mitad a lo largo, y quita las semillas y las venas blancas. Enjuaga bien y seca con toallas de papel.
Coloca las mitades de pimiento rojo con el lado cortado hacia abajo en la bandeja de horno preparada.
Asa los pimientos durante unos 25-30 minutos, o hasta que las pieles estén ampolladas y carbonizadas. Si tu horno tiene una configuración de convección, úsala para mejorar el asado.
Retira del horno y cubre los pimientos con un paño de cocina, permitiendo que se cocinen al vapor. Este paso facilitará el pelado de las pieles. También puedes colocar los pimientos en un bol y cubrirlos bien con plástico de cocina para un efecto de cocción al vapor similar. Déjalos enfriar un poco, durante unos 20 minutos.
Pela y desecha las pieles.
Guarda los pimientos asados en un recipiente hermético en el refrigerador hasta que estén listos para usar.
Sazónelos con sal, pimienta negra recién molida, hierbas y un chorrito de aceite de oliva para añadir sabor.