Coloca el bistec en una tabla de cortar o plato.
Sazona generosamente el bistec con sal en ambos lados.
Cúbrelo con una toalla de papel y déjalo reposar en el refrigerador durante varias horas o toda la noche. Este proceso ayuda a extraer la humedad de la capa superficial de la carne, creando una mejor costra durante la cocción mientras se preserva el sabor en el interior.
Déjalo alcanzar la temperatura ambiente, aproximadamente 1 hora antes de cocinar.
Mientras tanto, prepara el resto de los ingredientes.
Calienta una sartén de fondo grueso o una sartén de hierro fundido a fuego medio-alto.
Una vez caliente, agregue una pequeña cantidad de aceite para evitar que se pegue y promover un hermoso sellado.
Coloca el bistec en la sartén caliente y séllalo sin moverlo durante unos 3-4 minutos.
Dale la vuelta y sella por otros 3-4 minutos en el otro lado, o hasta que se forme una costra dorada.
Usa pinzas para sostener el bistec por sus bordes durante unos 30 segundos para derretir la grasa.
De esta manera, lograrás un dorado uniforme por todos lados.
Reduzca el fuego a medio-bajo y agregue dientes de ajo triturados, tomillo fresco y romero a la sartén.
Agrega mantequilla y deja que se derrita.
Inclina ligeramente la sartén.
Rocía el bistec con la mantequilla derretida y aromática para un sabor extra.
Frotar con ajo si se desea.
Retira el bistec de la sartén y déjalo reposar durante al menos 5 minutos en una tabla de cortar. El reposo permite que los jugos se redistribuyan, asegurando un bistec jugoso y tierno.
Termine con una pizca de pimienta negra recién molida para realzar el sabor. Para un contraste fresco y herbáceo con la rica carne de res, rocíe con chimichurri o pesto.
Corta en contra de la fibra y sirve inmediatamente. ¡Disfruta!