Precalienta el horno a 400 F (200 C). Forra una bandeja para hornear con papel pergamino.
En un tazón mediano-grande, bate juntos la harina, el azúcar, la sal, el polvo de hornear y el ajo en polvo. Añade los cubos de mantequilla, y usando un cortador de masa o tenedor, corta la mantequilla hasta que los trozos no sean más grandes que guisantes.
Agrega el queso rallado, el jamón y la cebolla verde y solo revuelve rápidamente para combinar con la mezcla de harina. Incorpora el suero de leche frío hasta que esté justo combinado, no mezcles en exceso.
Transfiere la masa a una superficie enharinada. Forma un círculo de aproximadamente 8 pulgadas (20 cm) de diámetro, luego corta en 8 triángulos.
Transfiere los scones a la bandeja para hornear. Pincela la parte superior con aceite de oliva.
Hornea durante unos 18-20 minutos hasta que estén dorados.
Transfiere a una rejilla de enfriamiento. Los scones son mejores si se sirven calientes. ¡Disfruta!